lunes, 15 de diciembre de 2014

Dia 5: rodeando Ítaca hacia Cefalonia

Nos despertamos con la luz del sol que entraba a raudales en el barco, pues ese día no había ni atisbo de nubes en el cielo. Dentro de la bahía de Kioni todo estaba tranquilo y en calma y sorprende ver cómo el pueblo amanece vacío y en silencio en contraste de como se acuesta. El agua de la bahía ofrecía el mismo aspecto limpio de la tarde anterior, y como aunque temprano ya empezaba a apretar el sol, algún miembro de la tripulación se dedicó a "cumplir un sueño" bañándose en el mar nada más despertar.

Teníamos idea de pasar el día en un lugar tranquilo. Que la jornada de la mañana transcurriera con una parte de navegación y otra de reposo y baño. Así que después de desayunar y ordenar el barco, levamos anclas y nos despedimos de Kioni acompañados del buen recuerdo que nos dejaba. Afuera nos esperaba el un mar lleno de sol y con una ligera bruma matinal.

Antes, no obstante, había que hacer un trámite. Ya estábamos en la mitad del viaje y nuestro barco, que tan diligéntemente se comportaba exigía su ración de combustible. Por ello nos dirigimos hacia el sur en busca de la única gasolinera que había en estos contornos y que estaba en el puerto de la ciudad de Ítaca (en algunos mapas y cartas más antiguas la encontrarás como Vathí).

Ítaca

No paramos en Ítaca más que para buscar gas oil, pero nos sorprendió muy gratamente este lugar en el que sin embargo no estuvimos más que unos minutos. La entrada en este puerto es larga. Se penetra en una bahía amplia y luego a babor, viniendo del mar, se abre un pequeño corredor que al final se ensancha. Es ahí donde se encuentra Ítaca, y se identifica fácilmente por que al fondo se ven las casas y muchos barcos fondeados en medio de una gran ensenada. Quizá este sitio hubiera merecido una visita más prolongada, pero no puede ser todo para el poco tiempo que disponíamos, así que para otra vez.


Gasolinera en Ítaca
No cuesta encontrar la gasolinera. Está en un lateral y se ve sin problemas. Allí nos atendió, por señas porque no hablaba nada, un hombre con una larga barba que tenía más aspecto de ermitaño que empleado de una estación de servicio. A todo nos respondía asintiendo o negando, o si se le pedía una indicación señalando. Lo suficiente para hacer su labor y cometido. El gas oil, como todos los de los puertos, muy caro, aunque no tanto como el de la Marina de Lefkada al final del viaje.

Y ya, con el depósito lleno en previsión de que esa jornada sería de las más largas en millas, desamarramos y volvimos al mar, en busca de uno de las calas que más nos habían recomendado, Pera Pigadi.

Islas Jónicas, tierra sísmica.

El Jónico: tierra sísmica
Llevábamos ya suficientes días en la zona como para conocer varias cosas sobre la misma. Una de ellas es que estas islas tienen una actividad sísmica importante, que en ocasiones ha resultado ser completamente devastador. Eso ocurrió en 1953, donde un terremoto arrasó (literalmente) muchos de los pueblos y ciudades de esta zona. Por ello es frecuente encontrar que los campanarios de las iglesias son más parecidos a andamios metálicos que a una construcción de piedra y muchas de las casas son de cemento y metal laminado. Incluso nos llegaron a contar un suceso que le sucedió a un navegante. Estando anclado en la bahía de Vicklo dormía plácidamente en su barco cuando se sobresaltó con un ruido que venía de tierra. El no notó nada de particular en el barco, pero cuando al rato se asomó, pudo ver como los barcos que estaban en el dique seco del pueblo se habían caído todos de sus cunas y estaban esparcidos por el suelo. Eso ocurrió hace solo unos años, por lo que no es descartable que algo parecido pueda volver a suceder algún día.

Aparte de la herencia en forma de hormigón y casas de metal laminado que dejó el terremoto del 53, vimos en este tramo del viaje algo que nos llamó la atención y que había un tramo de costa donde una buena porción de isla se había hundido y aparecía a distinto nivel que el resto del terreno. Sin duda un recordatorio de la fuerza de los terremotos que hay de tarde en tarde por la zona.

Pera Pigadi

No sería muy tarde cuando llegamos a este fondeadero situado al sureste de Ítaca. Hay que estar atento a la costa pues a diferencia de las poblaciones que en Ítaca están situadas al fondo de profundas bahías, Pera Pigadi no penetra mucho en la isla, aunque si lo suficiente para proporcionar cierto abrigo y un fondeo tranquilo. Cerca de la costa hay un pequeño islote bastante plano, con fama de contener ratas que han quedado aisladas en él. No lo comprobamos y el islote se aprecia claramente cuando se está al sur del mismo, pues desde el mar cuesta bastante distinguirlo de la costa.

Pera Pigadi. Sudeste de Ítaca
No era muy tarde cuando llegamos y nos aprovechamos de la velocidad del Pterelaos que a sus ocho-nueve nudos nos había llevado en poco tiempo. Esto es importante. En Grecia madrugar es disfrutar y aprovechar los días y el espacio, pues no me cansaré de recordar que en un entorno de navegación tan favorable hay muchos barcos que quieren hacer lo mismo.

Encontramos un sitio excelente donde echar el ancla, cerca de una pequeña playita que estaba al pie de un barranco que ascendía más o menos escarpado hacía arriba. Aparentemente Pera Pigadi no tiene nada de especial, y sin embargo al poco te das cuenta de que es un gran sitio. Parecía que el barco estaba fondeado en una piscina, con un agua azul turquesa y transparente donde el fondo se ve con toda claridad. El silencio, el sol, el mar, todo auguraba una mañana de descanso perfecta como así fue.

La costa permanecía desierta hasta que fueron apareciendo unos pocos bañistas que venían andando por senderos que comunican la cala con el pueblo de Ítaca a unos 40 minutos andando.  Luego, al comenzar la tarde una pequeña golondrina que venía del norte recogió a los bañistas y se los llevó a Ítaca.

¿Y que hay de la Odisea, de Ulises y de Telémaco? Estábamos en su tierra, en la isla que se proclama tierra del héroe que luchó en Troya y que dio origen a uno de las obras señeras de la humanidad. Sorprende la humildad de la isla que se queda pequeña si la comparamos con la importancia del mito. Pobre, semidesierta y desolada parece poco merecedora de la fama que tiene. Pera Pigadi es uno de los lugares que se suponen que aparecen en la Odisea. Al parecer era aquí en Pera Pigadi donde el porquero Emaeus, la primera persona con la que Ulises se encontró a su vuelta a Ítaca después de su largo periplo, guardaba su rebaño de cerdos. No lo sabemos a ciencia cierta, y muchos lugares se disputan la geografía del mito, pero la verdad que el sitio vale la pena.

Rumbo a Fiscardo

Ya después de comer y con pena de dejar Pera Pigadi, nos disponíamos a volver al mar y ponernos en camino hacia Fiscardo. Teníamos opiniones encontradas sobre si visitar o no Fiscardo, pues es uno de los puntos más turísticos y "comerciales" de estas islas, lo cual garantizaba encontrar mucha gente, puerto lleno, y turismo a raudales. Fiscardo era la única población del contorno que resistió el terremoto del 53 y fue donde Onassis quiso instalarse antes de decidirse a comprar Skorpios. Al final decidimos ir a verlo por lo que esa tarde nos tocaba rodear Ítaca por la parte que da al estrecho de Cefalónia y un buen trecho de navegación así que teníamos que aprovechar la ventaja que nos daba el Pterelaos y su velocidad para llegar con tiempo y encontrar atraque.

El estrecho de Cefalonia
Las guías de origen inglés hablan continuamente de Byron y de la Odisea como si esos fueran los hechos más importantes que han ocurrido en estas islas. Aquí se enfrentó a los otomanos el Gran Capitan, protagonista del Asedio de Cefalonia en el año 1500 y que rompió la fama de invencibles de los turcos.  Por aquí también navegó la flota cristiana que se enfrentó al turco en la batalla de Lepanto y que evitó que el avance de Imperio Otomano fuera más hacia el Oeste. Un hecho verdaderamente importante. Fue en Fiscardo donde la flota recibió la mala noticia de la caída de Framagusta y fue por el estrecho de Cefalonia donde la flota navegó camino de Lepanto. O sea, que por aquí estuvo Byron, pero también estuvo Cervantes y sirvan estas líneas para recordar unos hechos de una importancia histórica capital.

Fiscardo

Amarre en Fiscardo
Después de un rápido viaje, entramos en el puerto de Fiscardo. Fiscardo se encuentra al norte de Cefalonia y para encontrar su entrada hay que estar atentos y localizar una vieja construcción de un faro de la época de la dominación veneciana. El puerto estaba lleno, salvo un estrecho amarre en la parte sur del muelle entre veleros que misteriosamente no había sido ocupado por nadie. Así que, a pesar de lo estrecho del sitio, decidimos hacer la maniobra de atraque, echamos el ancla a fondo y nos acercamos al muelle. Poco a poco empezaron a aparecer las cabezas de los propietarios de los barcos que se se encontraban a las bandas que se preguntarían si la ancha popa de un barco a motor cabría en el sitio. Y si cupo, aunque el sitio era tan justo que quitamos todas las defensa de nuestro barco para evitar que con la tracción arrancásemos algún candelero de los vecinos. Amarramos justo en frente de una frutería y fue en ese momento cuando nos dimos cuenta que la tarde estaba en todo su apogeo y que hacía calor de veras. Se imponía ordenar el barco y buscar un sitio para tomar un baño refrescante. Ya al ocaso habría tiempo de pasear por el pueblo... Encontramos una pequeña playita al norte del puerto donde tomamos el primer baño, y luego una pequeña playa muy recoleta al sur donde decidimos prolongar el baño. Alli encontramos a unas señoras de Navarra que estaban de turismo por la zona.

Una vivienda por todo el pueblo

A pesar del enorme tráfico de yates que hay por Grecia, no es un país donde abunden las marinas. En esta zona del Jónico la más señalada es la de de Lefkada y lo demás son pequeños puertos tradicionales que se ponen hasta más allá de los topes todas las tardes. ¿Significa esto que hay carencia de servicios? Nada de eso. Donde hay una necesidad suele aparecer una oferta que la cubra y el ingenio de la gente de estos pueblos da para mucho.

En muchos puertos, y Fiscardo no es una excepción, los dueños de los locales han habilitado parte de los mismos como improvisadas duchas por cuyo servicio cobran una pequeña cantidad. Así mismo es frecuente encontrarte en carteles teléfonos móviles a los que puedes llamar en caso de necesitar agua, también a cambio de una cantidad. Lo mismo pasa con el diesel, que se sirve en pequeños camiones cisterna.

La verdad que lo de las duchas se agradece. Poder disponer de una ducha amplia siempre es un placer y de paso se evita que las aguas del puerto se llenen de espuma y que permanezcan limpias. en Fiscardo hay carteles anunciando "Hot Shower" por todas partes.

En busca de una ducha caliente
Nosotros elegimos un pequeño hostal situado en segunda línea donde había un señor muy mayor sentado en una silla a la puerta rodeado de un montón de macetas que hacían de la calle un autentico jardín. El hombre repetía continuamente su letanía "Shower 3,50 €" y una vez cobrada la cantidad por señas te indicaba el camino. Aprovechaban las habitaciones libres que tenía el hostal a pie de calle para que se pudieran utilizar las duchas. Así que una de las estampas más frecuentes en lo muelles de estos puertos griegos es ver a gente con la toalla colgada al hombro y un neceser en la mano. Uno tiene la sensación de que vive literalmente por todo el pueblo como si fuera su casa. El baño está en una calle, el comerdor será la terraza de una taverna y el dormitorio está amarrado al muelle. Estos baños suelen estar limpios, pero sí es recomendable no demorar mucho para encontrarlos en buenas condiciones. Nada se agradece más después de un día en el mar que una buena ducha y la verdad es que se concentra mucha gente que ha pasado el día en el mar

Anochecer en Fiscardo

Fiscardo, a diferencia de los otros pueblos que visitamos es uno de los centros turísticos más importantes de la zona. Está lleno de tiendas y restaurantes, y aunque abundan las tiendas de recuerdos Made In China, tiene también comercios interesantes. Encontramos una tienda de comida Gourmet donde podías encontrar productos de Cefalonia, tiendas de ropa más exclusivas de lo normal en un pueblo de playa, y terrazas para sentarse a tomar una cerveza decoradas con gusto. Además cuenta con cajero automático, algo que puede ser útil pues no abundan precisamente. Todo ello tiene su contrapartida en el precio. Todo es más caro de lo habitual y quizá puedas encontrar más variedad a mejor precio en Lefkada, mucho más grande que Fiscardo.

Cefalonia. Taverna
No obstante el paseo, la visita de las tiendas, etc. hizo la tarde muy agradable. Para cenar nos decantamos por una terraza de una taverna situada en segunda linea que nos pareció más autentica que los restaurantes de primera línea, Pedimos el vino blanco de rigor (nos acostumbramos al conocido como Moschofilero) y las consabidas raciones de pescados y alguna especialidad que nos recomendaron de Cefalonia. Acertamos y disfrutamos del ambiente, del bullicio veraniego, del vino blanco frío y de los gatos que siempre están deambulando entre las mesas de las tavernas griegas...

Escaparate mediterráneo. Cefalonia
Después de cenar, seguimos de paseo y descubriendo nuevas tiendas, pues abrían hasta altas horas de la noche. Un poco de charla (los que quisieron) y a esperar a que amaneciera la siguiente jornada.

Después de ver Fiscardo, y a pesar de las advertencias de que es un lugar muy turístico, no nos arrepentimos de haber recalado allí. Vale la pena y lo recomiendo, aunque encontrarás además de un pueblo de postal con encanto, bullicio, precios caros y un puerto a reventar. (No lo olvides, si quieres coger sitio no llegues tarde a un puerto en Grecia)