viernes, 19 de diciembre de 2014

Dia 1: Una jornada de transporte

Escribo esto en dicembre del 2014. Lo que viene a continuación es una especie de diario del viaje. Ahora es invierno y hace frío, un buen momento para recordar el viaje que hicimos en verano. Lo que escribo a continuación es la vivencia personal del viaje. Lo escribo para mí, pero quizá te interese saber qué tal nos fue. Todo lo útil a nivel de preparativos lo encontrarás en las otras secciones. Si tienes curiosidad por saber cómo fue el viaje, lo que a continuación viene puede interesarte. Si con la sección de preparativos crees que es suficiente, entonces puedes prescindir de todo lo que está clasificado en la etiqueta de "El viaje jornada a jornada"

Un viaje por aire, sobrevolando el mar y atravesando Grecia por tierra

Para llegar a la zona de navegación teníamos que hacer dos cosas. La primera, llegar a Grecia y para ello tomariamos el avión que nos llevaría de Madrid a Atenas. Y la segunda, coger un cocher de alquiler con el que atravesaríamos Grecia de este a oeste de Atenas (o su aeropuerto más bien) hasta Lefkada donde a la mañana siguiente recogeríamos el barco. Una paliza. Al menos este viaje nos daría una oportunidad, aunque fuese de un modo rápido de conocer el interior de Grecia al atravesarla en coche.

Ya la primera sorpresa -agradable- fue la despedida que nos tributaron en el el aeropuerto de Madrid dos amigas que alli trabajan. Nos acompañaron todo el tiempo que estuvimos haciendo los trámites de embarque y visitando alguna tienda. Hubo además otra sorpresa agradable cuando nos acercamos al mostrador de facturación. A la hora de comprar los billetes, no me fijé que los precios de los mismos no estaba incluida la facturación del equipaje, por lo que teníamos que pagarla a parte y a un coste de unos 40 euros por maleta. Sin embargo nos comentaron que, como iba el avión muy lleno, podíamos facturar gratuitamente todas las maletas, cosa que hicimos para viajar más cómodamente. Así que el viaje empezó bien.

Después de un vuelo sin contratiempos en el que volvimos a sobrevolar la zona de navegación a la que íbamos (como en el primer viaje a Grecia donde surgió la idea de este), aterrizamos en el aeropuerto internacional Eleftherios Venizelos de Atenas.

Por lo general de Grecia se sabe mucho de su historia antígua. Los héroes, filósofos, guerreros, etc. todo ello está muy presente en los visitantes del país. Pero se repara muy poco en la historia moderna. Y si hablamos de historia moderna de Grecia -apasionante también, aún no cerrada y con tensiones territoriales- debemos recorda a Eleftherios Venizelos. Venizelos fue el político griego más importante e influyente de la naciente Grecia de principios del siglo XX. Fuel él el que manteniendo un pulso con muchas fuerzas dentro y fuera del país configuró Grecia más o menos como la conocemos hoy. Bajo su mandato Grecia se expansionó por varios territorios dónde la civilización griega se había asentado en el pasado y que a finales del XIX, como gran parte del este de Europa, estaban bajo el dominio de un Imperio Otomano en decadencia. Venizelos supo sacar partido de la situación y consiguió que gran parte de lo que antaño fue Grecia, volviera a estar bajo dominio de los griegos.

Pero los sucesos del convulso siglo XX hicieron que parte de esos dominios cayeran en manos de otras naciones. Así por ejemplo, parte de la costa oeste de Anatolia era griega, pero paso a dominio turco dejando entre ambos países una tensión y deconfianza que dura hasta hoy. No parece que el capítulo girego haya aún termindo. La tensión que se vive en Chipre así parece atestiguarlo. Pero en el nombre del aeropuerto se recuerda a Venizelos y también encontramos su rostro en las monedas. Así que no está de más conocer algo sobre este personaje. La primera referencia que tuve de este político fue a través del libro de Javier Reverte "Un viaje griego" que recorre en la actualidad las rutas de los héroes del pasado y los lugares más relevantes. Una obra -como todas las de este autor- muy apropiada para conocer más sobre Grecia.

Una vez aterrizados nos quedaba atravesar Grecia hasta Lefkada. No hubo problemas al recoger el coche, y en salir por las autopistas que circunvalan Atenas hacia el Oeste. Merece atención especial las diferencias que encontramos en las carreteras.

Conducir en Grecia

Una vez que se sale del entorno de Atenas y más o menos por las cercanías de Corinto (se pasa por encima del famoso canal con el mismo nombre), las autopistas (de peaje la gran mayoria) desaparecen y se entra en carreteras de doble sentido.

 Ya en las autopistas vimos cosas que nos llamaron la atención, como motoristas sin casco, y un cierto caos circulatorio, con cambios de carril anárquicos y sin  avisar etc. Por ello es necesario ir con mucha atención por las mismas. Pero lo que más nos sorprendió fue cuado salimos de la autopista. Grecia está llevando a cabo un programa de construcción de autovías. Las obras avanzan con lentitud por lo que pudimos ver, y las carreteras están bastante saturadas. Tanto, que da la sensación que los griegos, hartos de esperar, han convertido la carretera en una pseudo autovía, para lo cual utilizan el arcén como un carril más. De esta manera, se tienen cuatro carriles, dos de ida y dos de vuelta, pero sin mediana de separación. Lógicamente, cuando sobreviene cualquier estrechamiento, la cosa se complica y la verdad que si no estás acostumbrado, puede resultar peligrosos. Pero donde fueses haz lo que vieres, y lo mismo hicimos nosotros. No en todas las carreteras existe este comportamiento. Parece que solo se practica en aquellas que el ancho lo permite, aunque también pudimos ver que se adelantaba con frecuencia pisando lineas contínuas, etc. por lo que conviene ir, como se ha dicho, con mucha precaución.

El paisaje no difería mucho del de España por la zona mediterránea, eso sí, Grecia es también montañosa, y gran parte del viaje, sobre todo la que transcurre al sur del Golfo de Corinto se hace por un corredor estrecho donde se amontona la carretera y poblaciones costeras en el poco espacio que dejan montañas bastante escarpadas. El paisaje nos pareción más verde y frondoso que el de la costa mediterránea española, más seca. Estos paisajes de mar y costas llenas de árboles fue una de las más agradables sorpresas que nos llevaríamós al navegar por el Jónico, pues el régimen de precipitaciones es alto y hace que islas y costas estén llenas de vegetación.

Puente del Río Antírio. Cerca tuvo lugar la batalla de Lepanto
Uno de los lugares por los que pasamos en nuestro camino hasta Lefkada es por el puente del Rio Antírio. A parte de ser una obra de ingenieria muy notable por las dificultades técnicas del lugar (terremotos, desniveles etc.) es interesante por estar cerca, sino en el mismo lugar, donde se llevó a cabo la famósa batalla naval de Lepanto.

Poco se habla en la actualidad de esta batalla. En le derrotero de navegación de Rod Heinkel, donde se hacen numerosas alusiones históricas ni se nombra (en contraposición a la profusión de detalles sobre Byron, que también estuvo por aquí). Sin embargo es posible que esta batalla sea sin duda una de las más importantes de la historia de occidente. Si la coalición cristiana no hubiese vencido a la turca, es posible que la historia hubiese sido distinta. Vaya desde aquí nuestro homenaje a los que lucharon en "la mayor ocasión que vieron los tiempos" como bautizó Cervantes al evento.

Pasado este tramo quedaba la parte más pesada del viaje,  llegar por carreterras secundarias hasta Lefkada.

Llegada a Lefkada

Una vez pasado el puente Antírio y habiendo hecho un alto en una gasolinera a su salida, continuamos hacia Lefkada. Ya en este tramo y tal como iban avisando los mapas, las carreteras se volvieron peores, desaparecieron los tramos de doble sentido y no se atisbaban ni obras que anunciasen la próxima existencia de autovías. El paisaje se hizo más rural, pues la carretera dejaba de ir paralela a la costa y se adentraba en el interior. No volveriamos a ver el mar hasta llegar a Amphilochia, a orillas del Golfo de Arta (si a este golfo se le puede llamar mar, porque es casi una laguna interior). Pero finalmente, y al filo de la media noche, llegamos a Lefkada.

El barco-puente Santa Maura
Sería dificil dilucidar si Lefkada es o no una isla. Para llegar a ella hay que atravesar un barco puente que abre y cierra el canal a la nevegación permitiendo el paso alternativo de vehículos y barcos. No parecería muy dificil constuir un puente para unir Lefkada con el continente, aunque parece ser que la actividad sísmica de la zona es importante y es más seguro dejar las cosas como están. Además, parece ser que manteniendo este sistema, Lefkada, al considerarse isla con la necesidad de estar unida con un "barco", consigue ciertas prerrogativas que de otra forma no tendría. Viendo como vimos las dragas en el canal, es seguro que si se dejara a la naturaleza seguir su curso, el canal se colmataría y la isla quedaría unida la continente.

De noche Lefkada parecía animada, sobre todo después del contraste de las carrteras interiores y los pueblos dormidos del camino. La calle principal, cerca del puerto viejo bullía con bares y terrazas y el municipio mostraba la animación que corresponde a una población costera a inicios del verano. Solo quedaba encontra nuestro alojamiento -un apartamento de alquiler- y cenar parte de las provisiones que habiamos traido de España, entre las que se encontraban varias tortillas de patata.

No nos fue dificil encontrar el apartamento. Las llaves, tal como nos habían comentado estaban en la puerta. Tal como ha quedado dicho, el apartamento nos pareció bien, y visto lo visto, el precio era muy razonable. Al llegar cometimos el clásico error que se comete cuando se llega a una casa nueva. Una de las cosas que se hace, es encender las luces, explorarla y -error- abrir de par en par las terrazas y ventanas a ver las vistas. Esto fue una invitación para los mosquitos del contorno que lógicamente aceptaron encantados el ofrecimiento que les hacímos para pasar la noche a cubierto y con cena incluida. Y eso que la casa estaba convenientemente preparada con mosquiteras en las ventanas, pero es inutil. La tentación es muy fuerte y nadie tiene la precaución de apagar las luces.

Alojarse en un apartamento de vacaciones tiene sus ventajas. Estás a tu aire, no hay horarios tan rígidos y no hay pasillos de hotel donde la gente pasa a todas horas arrastrándo maletas, dando portazos o hablando en alto. Es España cada vez con más frecuencia surge la polemica -alimentada de forma interesada por la patronal hotelera Exceltur- de si estos alojamientos son alegales, etc. Pienso sinceramente que hotel y apartamento no son el mismo producto. En un apartamento no tengo todos los servicios que tengo en el hotel (limpieza diaria, recepción etc.), pero gano en autonomía y comodidad al disponer de una casa y no de una habitación. Los horarios los pone el inquilino y no la logística del establecimiento hotelero, y si me gusta hacerme mi propia comida, pues cocino yo mismo sin problemas. Lo mismo vale para los apartahoteles. Además, el dinero que pago va directamente a una familia que obtiene un rendimiento por poner a mi disposición su propiedad y ya valoraré yo si vuelvo o la recomiendo por internet y si me han ofrecido un alquiler de calidad o no. Ignoro si en Grecia existen los lobbys que existen en España y que lo que pretenden hacer, -seamos realistas- es presionar a las autoridades para que les borren de un plumazo lo que ellos consideran una competencia poniendoles barreras de entrada (no presionan para acelerar la demolición de hoteles consturidos en lugares protegidos, por ejemplo).  Esto facilita que unos grupos hagan un negocio fácil, y en España estamos hartos de ver la connivencia que existe entra las grandes empresas y los gobiernos ávidos de engordar sus presupuestos para quedarse también con una parte del pastel. No obstante hay cadenas hoteleras que no han entrado en el juego y que han decidido competir con los apartamentos ofreciendo ellos un servicio similar (Room Mate). Sean bienvenidos, pues con una oferta más variada el que más gana es el viajero que puede cubrir mejor sus necesidades.


Después de la cena, parte de la tripulación se fue a dar una vuelta y parte se quedó durmiendo. Después de la noche nunca se nos olvidará llevar, cuando vaya de viaje, un antimosquitos y tapones para los oídos. El apartamento estaba en pleno centro, en una intersección de calles muy concurridas y el tráfico de motos cuando empieza el día se deja notar. Con esto terminó la primera jornada.


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